20 de abril de 2011

Censura, vejación y silencio (Es el presente de este país)

    Nos preguntamos si esto alguna vez funcionará. Es mínimo el uso y producción de contenidos en este mediocrático blog. Por eso, decidimos publicar algunas palabras que pongan en conocimiento de toda la sociedad (Real) lectora que insistente ha ingresado continuamente a este espacio con la intención de sorprenderse con alguna nueva publicación.
    Lamentablemente para aquellos que se acordaron de ingresar aquí han descubierto nuestra presente ausencia a la que estamos poniendo un coto en este preciso momento (de hecho lo estamos haciendo desde que comenzamos a escribir, aunque e l lector sabrá que la  monotonía de ausencia presente en nuestro blog no se va ver violada hasta que se publique este texto que en estos momentos, mientras escribimos y no mientras usted leed, está siendo escrito). 
    Existe en lo más profundo de nosotros un orgullo que es difícil de poner a la vista de la humanidad por el simple hecho de que se nos tildaría de engreídos o, como en sentido contemporáneo del término, soberbios.
    Pero, ademas del objeto antes citado, queremos reclamar sobre nuestro derecho a la libertad de expresión. Hemos observado que se nos ha negado la posibilidad de brindar un charla, a la que desearíamos dar a conocer nuestras opiniones sobre la consagrada idea de que los genitales femeninos poseen mayor olor, expuesta a la inmundicia, que la de los genitales masculinos. Pero, sí señores, nuestras opiniones han sido vetadas (en sentido real del término y no en el modo “victimidatorio” que se utiliza en los medios actuales) o, mejor y más coloquial, ninguneados como ningún otro grupo de personas pensantes en la historia.
Por eso, queremos reclamar frente a la comunidad internacional y dar a conocer que hemos sido presas de la peor carnicería ideológica que está sesgando los pensamientos en desarrollo, dejándole paso y vía libre, únicamente, a aquellos que tiene una historia. Estamos cansados, señores, de pensar, pensar y pensar para ser simplemente escuchados por seis o siete personas en todo el mundo (nuestros contadores webs lo atestiguan). Eso es la peor censura, negando la impronta y el valor simbólico-cultura de nuestras palabras, las cuales son fruto de incontables hora de mutismo físico.
    Esperamos que el lector haga eco de nuestra queja y que se muestre en las próximas reuniones multitudinales y, en consecuencia, se nos invite a formar parte de los exponentes de nuestra cultura contemporánea como, creemos humildemente, que formamos los que hacermos anualmente este blog.


Un saludo colérico,


Los ensañados. 

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