23 de mayo de 2011

XXI (Entiéndase como genético o como siglo)

Menesterosos Lectores:

Cansados de la imposición de la arbitrariedad de lo individual (egoísmo, para aquellos de menor alcance) venimos hasta aquí, nuestra computadora, en principio, y a su pantalla, al finalizar; para cerciorarnos de la verdad de todo lo que acontece. Como sabemos, nuestras experiencias cotidianas pueden ser un invento más que elabora la sinrazón (o, más específicamente, un sistema de alucinaciones que nos vale el título de enfermos mentales), o puede ser, comprobado por una gran número de conciencias y/o subjetividades (si es que cabe la posibilidad  de separar la una de la otra); que lo que vemos en el tránsito diario sea la pura realidad.
Comentamos el hecho vivido, y hacia el final, para aburrir al Selectolector, expondremos una pequeña conjetura. Hace poco menos de dos horas me he enterado de un hecho desafortunado. No nombraremos a lo involucrados en el asunto dado que pretendemos ensañarnos con el hecho en sí mismo, más que con los responsables cárnicos del asunto. El hecho, básicamente, se trato del ultrajamiento (si vale el término) del espacio sagrado de la intimidad corporal (no sexual) y del despojamiento de la masculinidad. Se nos ha informado que un tal "X" arremetió contra un "I" (júzguese la voluminosidad de la grafía que se le ha otorgado a cada personaje) ¿Los motivos del abordaje? La simple mentalidad del sinsabor cotidiano, con posibilidad de un desconfianza hacia el miembro viril y la consecuente impaciencia a la hora resolver a golpe de puño una simple problemática cotidiana (y aún de menor tenor que ésta) como si se tratara de defender un territorio, que a esta altura no es de nadie.
Ahora bien, ¿es así como es que sucede o es pura invención de largas horas de sit-coms anglosajones y domingos con pasta y salsa a la pomarola, e inexistentes minutos a la luz de Jonathan Swift? 
Ahora vendría la continuidad de proposiciones que luego serían rebatidas, discutidas y ensayadas una y otra vez. Pero, nos cuesta creer que esto tenga algún sentido práctico. Estás palabras pueden ser leídas por algún mal aburrido que no ha descubierto el sinfin de entretenimientos que entrega internet, y perdido, llegó hasta aquí. Por ende, la pregunta esgrimida en el párrafo anterior quedará en sana inconclusión y nosotros beberemos de una vez el café que se nos ha enfriado.
Si tiene ganas... verdaderas ganas de responder a esa pregunta, hágalo. Pero sepa, como supimos verlo nosotros, en el preciso momento que estábamos terminando de formular la cuestión, que ni los "X" ni los "I" (ni el bendito a-b-c-d-(ario)) notarán este pensamiento y mucho menos, cambiarán su orgullo fálico por una cárnica  humildad.

Saludos desesperanzados de los ensañados (ardiendo emocionalmente porque se nos ha enfriado el café)

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