...que viene al caso.

En estos tiempos de locura panfletaria y de rememorar lo que nunca sucedió, comprendimos la importancia de nuestra presencia en este escenario. No nos podíamos quedar al margen de tan importante acontecimiento nacional en el que todo aquel que, deliberadamente, se margina, pierde toda dignidad social (casi diríamos humana, pero no nos ayudaría a persuadir a los incrédulos).

No daremos a conocer nuestras perspectivas. Quizá el vitualector pueda reconocer nuestra base ideológica, y de allí especular con probables posicionamientos de este humilde colectivo humano. Pero allí quedará todo, en una especulación infundada.

Vayamos al grano:

Hemos decido denunciar un tratamiento sucio de la ideología. Estamos observando que de forma gratuita se abusa de la mediocridad inconciente del electorado. Se jactan aireadamente de la capacidad indiscutida de resolver problemas que, en verdad, existen pero que se magnifican. Esperamos pronto ver a aquél dirigente que de darse a conocer, mediante cortes publicitarios; se vistiera a la manera del ícono de superhéroe y actuara (como en cualquier avenida donde la desnudez no es ella en sí, si  no una liberación de lo objetual) cual único ser capaz de encontrar la forma del nudo y el poder de desatarlo.

No, novísimos interpretantes de imágenes. No abandonemos nuestras desnudas mentes a la inverosímil hipocresía de la imagen dirigida, obtusamente conformada. No dejemos rellenar de pintorescas imágines de alta digitación, no fluctuemos, no declinemos una vez más a esas epopeyas de apenas segundos. Busquemos el fundamente de los hechos, un promesa es bella cuando sabemos de quién proviene. No nos abandonemos a las sirenas. No, electolectores, no dejemos que nuestra amable mente sea manoseada o encandilada.

En la reverberante hipocresía en la que yacemos (diríamos que vivimos, pero…) intentemos reconocer la mano en la pantomima.

Desde la junta electora del País de las Maravillas (no el de Carroll)

Les dejamos el más afectuoso saludo.

Los ensañados.